La necesidad de un cambio importante en el modelo de organización de nuestros sistemas de salud y asistencia sanitaria se viene planteando desde hace años tanto por las autoridades europeas como nacionales. Los retos a los que se están enfrentando, derivados del envejecimiento de la población, aumento de las enfermedades neurodegenerativas, cronicidad, carga de enfermedades no transmisibles prevenibles, etc., son importantes y generan un aumento del gasto sanitario y de la asistencia de larga duración. Frente a ello, se viene insistiendo en la necesidad de utilizar herramientas digitales en el ámbito sanitario que permitan, entre otros, una medicina centrada en el paciente, un enfoque sobre la prevención y promoción de la salud más que en el tratamiento, y la transición hacia nuevos modelos asistenciales.

Un elemento clave para conseguir esta transformación lo constituyen los datos de salud. Actualmente avanzamos de forma decidida hacia lo que en la UE se ha llamado una “economía de los datos”, en la medida en que estos constituyen un elemento esencial para el crecimiento económico y el progreso social. Esta economía de los datos se va a caracterizar por ser un ecosistema en el que diferentes agentes colaboran para garantizar que los datos sean accesibles y utilizables (datos personales y no personales), y poder extraer valor de los mismos.

Esto no es ajeno el ámbito sanitario. De hecho, el sector salud es uno de los grandes reservorios de datos en la actualidad, sin que estos estén siendo explotados, o al menos no lo están siendo a gran escala con fines de mejora del propio sistema y de la investigación. La “compartición” de datos en el ámbito sanitario sigue siendo a día de hoy un reto a desarrollar. El hecho de tratarse de un campo que afecta especialmente a la intimidad de las personas justifica en gran parte los escasos pasos que se han dado, y la búsqueda de soluciones que aúnen la explotación de datos conciliando el respeto a los derechos de las personas es la clave.

La línea de investigación que se propone en el presente proyecto gira, por tanto, en torno al uso de los datos de salud como mecanismo para la transformación digital del sector sanitario. En este sentido, un primer aspecto a tratar y que requiere de una respuesta urgente en nuestro ordenamiento es el uso de los datos de salud no solo con fines individuales de prestación de asistencia sanitaria al paciente, sino también con fines de investigación y salud pública. Un segundo aspecto a tratar es la aplicación del big data y de la inteligencia artificial en el ámbito sanitario. La UE está apostando aquí claramente por una estrategia de inteligencia artificial para Europa, siendo la sanidad uno de los sectores en lo que su aplicación se prevé como necesaria para conseguir una mayor eficiencia y competitividad. En la medida en que los datos son uno de los elementos fundamentales en los que se sustenta la mayor parte de la tecnología de inteligencia artificial, su mayor disponibilidad y acceso constituye una de sus premisas básicas. En este sentido, el proyecto trata, por un lado, de incluir, dentro de las propuestas normativas, el tratamiento a gran escala de datos en el ámbito sanitario; y por otro lado, la reflexión acerca del análisis masivo de datos y de la aplicación de inteligencia artificial al ámbito sanitario, abordándose con un enfoque amplio, desde el punto de vista del Bioderecho, que ha de tener en cuenta los aspectos éticos y de afectación a los derechos fundamentales en general. Un tercer aspecto que es objeto de estudio en el proyecto es el relativo al acceso por parte del ciudadano a sus datos de salud, de manera que se le permita un mayor control. Mejorar el acceso seguro de los ciudadanos a sus datos sanitarios y que estos puedan decidir cómo compartirlos, constituye un elemento esencial a tener en cuenta en el nuevo escenario tecnológico. Por último, un cuarto aspecto a tratar es el estudio de la aplicación de blockchain como tecnología facilitadora de las cuestiones anteriormente señaladas. Se trata todavía de una tecnología incipiente, conocida por constituir la base del bitcoin, pero cuyas posibilidades en la nueva sociedad y economía digital son enormes, hasta el punto de que se le considera la auténtica revolución del s. XXI, que redefinirá las relaciones entre los ciudadanos, las empresas y la administración. Uno de sus campos de aplicación es la sanidad.

En definitiva, la línea de investigación que se sigue pretende entrar de lleno en uno de los grandes retos en los que está inmersa la sociedad actual y, en concreto, la sanidad para conseguir su adaptación al mundo digital y seguir sirviendo de forma eficiente a las necesidades de los ciudadanos.

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